domingo, 1 de agosto de 2021

El ego: ¿es bueno o malo?

Con la moral judeo-cristina que me impusieron de niño, la primera reacción a esa pregunta es contestar que es malo, que el ego es un pecado. Pero como uno ya es perro viejo, sospecho de todo lo que creo a la primera porque ya he visto muchas veces cómo, después de reflexionar sobre algunas de mis creencias, he descubierto que eran erróneas. Y esta tiene pinta de serlo también. Una vez más Nietzsche asoma por el quicio de la puerta para susurrarme: “…la inversión de todos los valores”. Así que voy a hacerlo sin más, y, siguiendo las indicaciones de mi maestro, afirmar: el ego es bueno. Ahora toca justificarlo. ¿Qué es el ego? Por lo que dice la Real Academia Española, es un exceso de autoestima. Dicho así, parece claro que el ego sería malo. Pero creo que tener un déficit de autoestima sería aún peor. Lo virtud está en el justo medio (sí, ya te oigo de fondo, querido Aristóteles), pero como es humanamente imposible encontrar el punto exacto de equilibrio, creo que, puestos a quedarse cortos, es mejor pasarse de ego. Total, tener una valoración positiva de uno mismo no parece que sea muy grave, salvo que seas un gilipollas, que te creas un genio (como es mi caso). Pero peor que eso es saberse (no creerse) un genio, pero ir de humilde por la vida (como es el caso de muchos). Resumiendo, puestos a elegir prefiero a los arrogantes que a los pusilánimes.