lunes, 1 de mayo de 2023

¿Qué somos?

Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo.

Cita que a menudo se repiten, y que sin embargo no cumple la más elemental regla de la definición. Porque de eso trata la frase, de dar una definición, la definición de qué es yo. Y la regla que ha de cumplir cualquier definición es sencilla: lo definido no puede estar dentro de la definición. De no hacerlo así, volveríamos a encontrar en la definición lo que queríamos definir.


Yo soy yo y mi circunstancia. Queremos definir yo y en la definición aparece yo, así que podemos sustituir yo por su significado (yo y mi circunstancia), con lo que quedaría:

Yo soy yo y mi circunstancia y mi circunstancia.

Si repetimos de nuevo la sustitución de yo por lo que decimos que significa, pasaríamos a tener:

Yo soy yo y mis circunstancia y mis circunstancia y mi circunstancia.

Y una vez más, sustituyendo, obtener:

Yo soy yo y mi circunstancia y mi circunstancia y mi circunstancia y mi circunstancia. Siguiendo este razonamiento hasta el infinito nos quedaría:

Yo soy yo y mi circunstancia... (infinitas veces mi circunstancia).


Si lo escribimos en forma matemática:

Yo soy = yo + mi circunstancia + mi circunstancia + mi circunstancia + mi circunstancia + ... Como una igualdad no deja de serlo si se eliminan dos términos iguales a uno y otro lado de la igualdad, podemos eliminar yo de los dos miembros sin alterar la igualdad, obteniendo la verdad que encierra la frase de Ortega y Gasett:

soy = mi circunstancia + mi circunstancia + mi circunstancia + ...

Que, dicho en forma no matemática, es: soy mi circunstancia, las infinitas circunstancias que me han rodeado desde que nací, más aún, desde que nació el universo. Somos circunstancias, únicamente eso. Así que la frase puede reducirse un poco más y rezar así:

Yo soy mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo