viernes, 1 de marzo de 2024

Sicilia

Ya no quiero saber más de ti, Sicilia.

Un buen amigo, bueno de los de verdad, que conocía mi corazón, ya me lo dijo: "Tú, que amas la Grecia Clásica, vete a Sicilia". Por fin voy a ir y, aunque ya no te pueda contar cómo mi corazón se ensanchará, cómo mis ojos llorarán y cómo mi mente encontrará paz, volveré a acordarme de ti, querido amigo, como tantas veces lo he hecho desde que el destino te alejó de mí y de todos, y muchos eran y son, los que te queríamos y te queremos. Mi corazón se encogerá, mis ojos llorarán y mi mente te recordará.

Ya no quiero saber más de ti, Sicilia. Con lo poco que he visto, con lo poco que he leído, me sobra y me basta. Ya te amo como don Quijote amaba a Dulcinea, sin conocerte. Pero sé, sí, lo sé, que te amaré porque tienes en tus tierras el recuerdo de la época en la que debí de nacer, porque tiene en tu aire las moléculas que inhalaron y exhalaron quien supieron vivir, porque tienes en tu luz la luz que iluminó el mundo y que ilumina mi mundo.

No quiero adularte más, aunque lo merezcas. Los de corazón griego no somos de gustar del exceso ni de la ostentación.

Hasta pronto, mi ya amada Sicilia. Ya no quiero saber más de ti hasta que mis ojos te vean, hasta que mi piel te sienta, hasta que mi nariz te huela, hasta que mi paladar te deguste y hasta que mis oídos vuelvan a escuchar el eco de las palabras de los hombres que vivieron en la época en la que debí de vivir yo.