sábado, 1 de mayo de 2021

Sobre las elecciones

Da igual si son municipales, autonómicas o generales. En la zona del mundo en la que vivo, cuando anuncian los resultados se suele decir: “ha ganado tal partido o tal candidato”. No me gusta esa terminología. Decir que alguien ha ganado es dejar entrever que otro alguien ha perdido. Malo. En las elecciones unos partidos son más votados que otros, pero nadie pierde, o nadie debería de perder cuando ha ejercido el derecho al voto, el derecho a participar en la organización social desde la política. Aunque votes a quien menos ha sido votado, aunque votes a quien no logre ni un solo escaño, no has perdido, o no deberías de haber perdido, porque elegir a nuestros representantes no es un partido de fútbol, es un acto de libertad del que nadie debería salir con sensación de derrota. Cuando se forma un parlamento no hay, o no debería de haber, ganadores ni perdedores, porque todos deberíamos de estar igualmente representados. Señores periodistas, por favor, cuiden su lenguaje, ustedes, para los que las palabras deberían de ser joyas a las que cuidar, pulir y sacar brillo. Señores periodistas, vigilen para saber cuándo y cómo ha de utilizarse una palabra y así no desmerecer la belleza para la que fue creada.

4 comentarios:

  1. Una lección sobra la elección. Fantástica reflexión que comparto y admiro. La democracia parece algo habitual pero no lo es. A sangre y fuego se forjó y en poca estima parece estar por quienes la ponen en riesgo con comentarios como los que expones. Gracias.

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  2. Mucho me temo que esa es una batalla perdida de antemano. En primer lugar, porque para que resultase en lo que pides, me temo que habría que partir de la base de un periodismo OBJETIVO, y eso, me parece, hace mucho tiempo que ya ha dejado de ser un axioma en el ramo. O eso, o es que ahora llamamos periodista a quien no es más que un/a cantamañanas, que todo puede ser.
    Dicho esto, la segunda pata del trípode son los propios partidos políticos. Ellos son los que deberían tener en una vitrina impenetrable esa joya de la democracia, pero son los primeros que la vilipendian, que traman unos y otros asaltos para apoderarse de ella y hacerla suya, tan sólo de sus ideas y de las de los suyos. Y, si aparece alguien que aboga por reforzar dicha vitrina, ¡pobre de él/ella! Se lo van a comer, ellos, y esos medios, en la mayoría de ocasiones comprados, donde, ¡oh, casualidad!, trabajan esos que se mal llaman periodistas de los que hablaba antes...
    Y ojo, que no me olvido de la tercera y última pata: Nosotros. La gente de a pie, la sociedad; los que votamos, en definitiva, y mucho me temo que más a cada ocasión como una obligación que como un derecho. Porque ya se encargan esos de las otras dos patas de recordarnos que nosotros no somos nadie, que los que mandan, los que deciden, los que dictaminan lo que es el bien y lo que es el mal; lo que es, en definitiva, la democracia, son ELLOS. Y contra eso, por mucho que los idealistas digan lo contrario, se evidencia que poco hay que hacer.
    Espero equivocarme, pero lo dudo...

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  3. Excelente, aunque descorazonador (por realista), comentario. Más que un comentario se merece una entrada en el Blog. Muchas gracias por haberte tomado la molestia de leer la entrada y por haber compartido esta razonada aclaración.

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