Me siento en un banco. Me siento
en el único banco que hay en toda la Gran Vía madrileña. Parece que a los
encargados de acelerar la vida se les pasó quitar éste. Me fijo en una persona
a la que no volveré a ver jamás. Estamos en los días previos a las fiestas
navideñas y el trajín de gente es enorme. Pasan tantas personas por delante de
mí (por delante de cualquiera) que es casi imposible mirar a alguien en
concreto. Logro fijarme en una persona Un segundo después ya la han tapado
otras. Esa persona ha formado parte de mi realidad durante unos escasos
segundos, eso es todo, ya no la volveré a ver jamás. Entre la multitud pasa
ahora una mujer hermosa y pienso cómo hubiese sido de mi vida vivida con ella.
Lo sé, pero no lo digo. Para ella no he existido. Ni para ella, ni para los
miles de personas que están pasando por delante de mí esta tarde de diciembre.
Me he cruzado con gente de muchos países diferentes, los más, españoles, claro,
pero la nacionalidad es irrelevante. En esto del anonimato, de la inexistencia,
todos somos ciudadanos del mundo, es decir: anónimos, etéreos, inapreciables…,
el sueño de una sombra, que diría el escritor. Nada, no somos nada, ni yo para
ellos ni ellos para mí. Y, sin embargo, si les preguntas, si se les pudiese
parar en mitad de la acera y preguntarles: “¿es usted español?”. Sí, como
usted, somos españoles. ¿Y?, ¿pasa algo? Si no nos conocemos, si nunca nos
hemos mirado a la cara, si nunca nos hemos hablado, si nos somos ajenos, ¿de
qué nos sirve ese adjetivo calificativo común?, de qué nos sirve decir que
somos españoles. Lo mismo me valdría que dijese que es nigeriano o alemán. Pero
esto es razonar, y el nacionalismo no entiende de razones, entiende de
emociones. Adiós, hasta nunca, desconocidos españoles y no españoles con los que
nunca más me volveré a cruzar y que, de hacerlo, no me reconoceríais. Ni yo a
vosotros. Es como si hoy ya hubiésemos muerto los unos para los otros.
Llevo veinte años escribiendo un diario de ideas. Hasta ahora ha sido algo tan secreto como un diario personal en el que uno anota intimidades. Se acabó el pudor, a partir de hoy (18 de febrero de 2011), aquí desnudo mi mente.
miércoles, 1 de noviembre de 2023
Hasta nunca
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario